Una vez más estamos a finales de año. Este año ha pasado muy rápido. No ha sido un año fácil. Podríamos hacer una larga lista de las penas y tristezas que nos han visitado a lo largo de los días y las noches que han transcurrido. Tal vez algunos de los días o noches fueron tan difíciles de sobrellevar que parecían interminables.
Pero estamos aquí, y hemos venido a recordar juntos, a dar las gracias y a apoyarnos mutuamente para la próxima etapa que comienza.
Hemos venido a celebrar lo que da sentido a nuestra vida y a nuestra misión: Jesucristo, el misterio de la Encarnación, que San Juan describe con unas pocas, pero impactantes palabras: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Jn 1,14).
“El Verbo de Dios se hizo persona humana y vino a estar con nosotros. Se hizo uno de nosotros y vino a vivir entre nosotros, en este mundo nuestro, que somos nosotros, tal como es: casi agotado en sus recursos naturales, herido en su integridad, amenazado de extinción en su diversidad.
Estamos tristes y avergonzados porque nos damos cuenta de que los seres humanos hemos demostrado una vez más que somos capaces de acceder y desarrollar lo peor de nosotros mismos: egoísmo, codicia, venganza, odio, violencia, destrucción y muerte. Hasta proporciones increíbles.
Y el niño-Dios viene a ser uno de nosotros, en medio de este desorden que es nuestra realidad.
No viene con una varita mágica para arreglar todo lo que está mal y transformar este caos en serenidad. Simplemente nace pequeño y frágil, hijo de padres migrantes, en las afueras de una gran ciudad, pobre entre los pobres. – “El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en tierra de sombra de muerte ha brillado la luz”. (Is. 9,2) – y así, en su fragilidad y sencillez, el Niño – Dios reaviva en nosotros la luz de la caridad, del amor y renueva la esperanza.
Como todos sabemos, SEDOS es una Organización al servicio de la Vida Religiosa Misionera. Misionera significa dispuesta a colaborar con la misión de Jesús – que está aquí con nosotros y confía en la humanidad. Él se deja encontrar en los lugares y situaciones más remotas, donde nuestras Congregaciones están presentes, actuando de tantas maneras diferentes, en grandes, pequeños o modestos proyectos.
Al celebrar el nacimiento de Jesús, esperamos que la fuerza de la ternura se reactive en cada uno de nosotros para alimentar al niño que hay en nosotros y en cada hermano y hermana, cercano o lejano, para que seamos salvados de la dureza de corazón.
Esperamos que, dondequiera que estéis, hagáis lo que hagáis, seáis los pobres que escuchan la noticia: “Os anuncio una gran alegría para todo el pueblo: Hoy os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (Lc 2,10)
No podemos guardarnos esta noticia para nosotros, tenemos que compartirla con todo el mundo.
Christmas Message – SEDOS Celebration
It’s the end of the year once again. This year has gone so quickly. It hasn’t been an easy year. We could make a long list of the pains and sorrows that have visited us over the days and nights that we have lived. Perhaps some of the days or nights were so hard to get through that they seemed endless.
But we are here, and we have come together to remember, to give thanks and to support each other for the next phase that is beginning.
We have come to celebrate what gives meaning to our life and mission – Jesus Christ – the mystery of the Incarnation, which St John describes in a few, but impacting words – “And the Word became flesh and dwelt among us”. (Jn 1:14).
“The Word of God became a human person and came to be with us. He became one of us and came to live among us, in this world of ours, which is us, as it is – almost exhausted in its natural resources, wounded in its integrity, threatened with extinction in its diversity.
We are sad and ashamed because we realise that we, human beings, have proved once again that we are capable of accessing and developing the worst in ourselves: selfishness, greed, revenge, hatred, violence, destruction and death, reaching unbelievable proportions.
And the Child-God comes to be one of us, in the middle of this mess that is our reality.
He doesn’t come with a magic wand to fix everything that’s wrong and transform this chaos into serenity. He is simply born small and fragile, the son of migrant parents, on the periphery of a big city, poor among the poor. –
“The people who walked in darkness have seen a great light; on those who dwelt in the land of the shadow of death the light has shone”. (Is. 9:2) – and so, in his fragility and simplicity, the Child – God rekindles in us the light of charity, of love and renews hope.
As we all know, SEDOS is an Organisation at the service of Missionary Religious Life. Missionary means ready to collaborate with the mission of Jesus – who is present here in us and who has confidence in humanity. He allows himself to be found in the most remote places and situations, where our Congregations are present, acting in so many different ways, in huge, small or modest projects.
As we celebrate the birth of Jesus, we hope that the power of tenderness will be reactivated in each one of us to nurture the child in us and in every brother and sister, whether near or far, so that we can be saved from hardness of heart.
We hope that wherever you are, whatever you do, you will be the poor who hear the news: “I bring you good news of great joy for all the people: Today a Saviour has been born to you, who is Christ the Lord. This will be a sign to you: you will find the baby wrapped in swaddling clothes and lying in a manger. (Lk 2:10)
We cannot keep this news to ourselves, we have to share it with everyone.
Geni Santos Camargo, SFB
¡Feliz Navidad! Merry Christmas!
